jueves, 6 de agosto de 2009

La Violencia Familiar

Por: Angela Delgado Figueroa

Lamentablemente nos damos cuenta que a medida que pasan los días, la violencia en todas sus expresiones crece a pasos agigantados; llegando hasta en la familia.
Son innumerables las formas de violencia familiar. Entre ellas están la violencia hacia los mayores, entre cónyuges, hacia los niños, las mujeres, los hombres, los discapacitados, etc. Además siempre es difícil precisar un esquema típico familiar, debido a que la violencia puede ser física o psíquica, y ocurre en todas las clases sociales, culturas y edades. La mayoría de las veces se trata de los adultos hacia una o varios individuos.
En la práctica el maltrato tiende a "naturalizarse" es decir se torna como algo cotidiano o normal, y más aun cuando nadie pone fin a aquellos casos. Muchas personas que maltratan son considerados (y se consideran a sí mismos) como de mayor poder hacia quienes son considerados ( se piensan a si mismos) como de menor poder. Cabe destacar que las personas que sufren estas situaciones suelen ocupar un lugar relativamente de mayor vulnerabilidad dentro del grupo familiar.
En este sentido la violencia hacia los niños y las mujeres es mayor, en cambio los hombres maltratados son solo el 2% de los casos de maltrato; que por lo general son hombres mayores y debilitados tanto físicamente como económicamente con respecto a sus parejas mujeres.
Lamentablemente la mayoría de casos no son denunciados, por un lado porque se mantiene la espera de un cambio espontáneo de quién agrede, por otro lado se aceptan las disculpas (típicas) de quién agrede, y se creen las promesas que no se lo volverá a hacer, también influye el temor al prejuicio social, las convicciones ético – religiosas, la dependencia económica, el miedo a represalias, la falta de esperanzas en la eficiencia de los trámites jurídicos, etc.
Pero sobre todo aquellas personas que son victimas de violencia familiar no hacen nada por remediar la situación, debido a que están envueltas en un aplastamiento psíquico, tienen baja autoestima, la educación violenta que han recibido ya sea por que se criaron en un ambiente así, entre otros.
Se debe considerar que la situación violenta no solo la padecen quienes sufren golpes o humillaciones, sino también quién propina esos mismos golpes y humillaciones, porque muchas veces estas personas se han criado en un hogar donde prevalecía la violencia y cuando crecen no aceptan que nadie les levante la voz; porque como no pudieron defenderse cuando eran niños, lo hacen ahora que son personas adultas.

Por otra parte el estado es el que debe velar por la protección de las personas involucradas, mediante acciones concretas tales como el dictado de leyes y demás normativas jurídicas, y la generación de espacios educativos, de contención e intervención comunitaria. Cabe destacarse que la represión por parte del estado al agresor no soluciona el problema, por lo que resulta esperable el fomento de una pronta asistencia psicológica hacia el, la, o los agresores que en muchos casos ejerce violencia sólo en la intimidad familiar y privada, ya que en otros ámbitos poseen un comportamiento cordial y afectuoso.

En nuestro medio contamos con La Defensoría de la Mujer, y demás organizaciones y albergues donde apoyan a los niños y ancianos maltratados.

Si bien hay un importante número de hombres golpeados, pero la gran mayoría de los casos se trata de personas de género femenino. Desde el punto de vista estadístico ocurre en todas las edades pero se destaca en primer lugar entre los 30 y 39 años, luego entre 20 y 29 años y más tarde entre 40 y 49 años, le sigue entre 15 y 19 años, para finalizar con las mayores de 50 años. Las mujeres casadas constituyen un 66% del total, el resto lo componen novias, ex parejas, conocidas, amantes, amigas, etc.

El 25 de noviembre es la fecha instituida como el día internacional contra la violencia hacia la mujer, en homenaje a que en el año 1960 tres hermanas dominicanas fueran violadas y asesinadas.

Al vivir atemorizadas por represalias, los golpes, por la posible quita del sustento económico, las órdenes irracionales y los permanentes castigos, manifiestan un estado general de confusión y desorganización, llegando a sentirse las mujeres culpables por la situación, y desconociendo así la educación patrialcal y machista que involucra a la mayor parte de las sociedades.
Así mismo el que una persona sostenga una relación donde allá violencia, está no sería placentera. Es evidente que una mujer golpeada no siente placer alguno.

En el caso de los niños como en otros casos de violencia, también se da una relación de vulnerabilidad. Claramente los menores muestran inferiores recursos para defenderse de lo que lo haría un adulto. Además se debe considerar el daño emocional y los efectos a corto y a largo plazo que provocan los maltratos.

En ocasiones los golpeadores han sido maltratados en la propia infancia, según estudios realizados son un 56.7% del total de casos.
También cabe considerar que muchos padres perciben como justos los castigos implementados, o perciben la desproporción del castigo ofrecido con la supuesta falta cometida pero se justifica de alguna manera (por la pobreza, por los nervios, etc.). Si bien algunos de los adultos golpeadores suelen manifestar algún afecto posterior como arrepentimiento o lástima, en muchos casos se trata de padres que están a favor del castigo como medida disciplinaria y educativa. El castigo recibido por los adultos en la infancia suele guardar relación con el tipo de castigos físicos que se emplean para “corregir” a los hijos.


Fuente de informacion:
http://www.clinicapsi.com/violencia%20familiar.html

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